Cien años de soledad
Macondo era ya un vaporoso remolino de polvo y escombros
centrifugado por la cólera del huracán bíblico, cuando
Aureliano saltó once páginas para no perder el tiempo en
hechos demasiado conocidos, y empezó a descifrar el instante
que estaba viviendo, descifrándolo a medida que lo vivía,
profetizándose así mismo en el acto de descifrar la última
página de los pergaminos, como si se estuviera viendo en un
espejo hablado. Entonces dio otro salto para anticiparse a las
predicciones y averiguar la fecha y las circunstancias de su
muerte. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había
comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba
previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería
arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los
hombres en el instante en que Aureliano Buendía acabara de
descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era
irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes
condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda
oportunidad sobre la tierra.
1. ¿Es Macondo real? Explica
2. Realiza una descripción de el pueblo de Macondo
3. ¿Por qué se da el nombre de Cien años de soledad?
4. ¿Quién es Aureliano Buendía?
5. ¿Cuál es la segunda oportunidad que se habla en el texto?