Érase una vez un chiquillo que vivía en un pueblo chico. Este chamo era muy pícaro y siempre buscaba nuevas travesuras para hacer. Un día, decidió aventurarse por la selva frondosa que rodeaba su casa. Mientras caminaba entre los árboles, descubrió un sendero escondido que lo llevó a un claro encantador. Allí encontró una caja vieja, llena de tesoros brillantes y relucientes. Emocionado, decidió llevarla a su casa para mostrarle a su familia lo que había encontrado. Sin embargo, en su camino de vuelta, se topó con un zorro astuto que intentaba quitarle su hallazgo. El chico se negó a ceder y, tras una breve pelea, logró escapar con su tesoro intacto. Finalmente, llegó a casa con una historia emocionante para contar y un tesoro valioso en sus manos. Desde ese día, el chico aprendió a valorar las aventuras que la vida le ofrecía, sabiendo que cada desafío era una oportunidad para crecer y aprender. Y así, continuó explorando el mundo con ojos curiosos y un corazón valiente.
Aquí esta :D!